Por qué Unity es una alternativa vigente

En la actualidad, Unity se ha convertido en una alternativa vigente y relevante para aquellos que buscan una perspectiva práctica del cristianismo. En Unity, se enfatiza la aplicación diaria de las enseñanzas de Jesús y la conexión entre la mente y el cuerpo en la búsqueda de la paz interior y la sanación.

Uno de los pilares de Unity es el respeto por las diversas creencias y la idea de que Dios es una presencia universal y creativa que trasciende todas las manifestaciones. En Unity se enseña a calmar la mente y enfocarla en lo invisible, en la verdad detrás de lo manifestado, reconociendo la presencia de Dios en todo momento.

Se enfatiza también la idea del Cristo como la chispa divina presente en cada ser humano, que nos conecta con la fuente divina. A través del Cristo interior, se busca recordar la verdad espiritual que a menudo olvidamos en la vida cotidiana, con la ayuda del Espíritu Santo como guía hacia esa conexión y unidad espiritual.

Unity nos invita a reconocer la presencia activa de la inteligencia divina en cada aspecto de nuestra realidad, incluyendo en nuestros propios cuerpos. En lugar de pedir a Dios por correcciones o sanación, se nos anima a confiar en la sabiduría interna de cada célula y en la armonía que puede encontrar en su proceso de autocorrección.
La concepción de la tierra y el cielo como manifestaciones del manejo de pensamientos y emociones humanas plantea una metáfora poderosa. A través de la comprensión profunda y el dominio de nuestras propias mentes y corazones, podemos influir en nuestra realidad de manera significativa. La «sabiduría original» puede interpretarse como un conocimiento ancestral o innato que todos los seres humanos poseen, una especie de conexión espiritual o consciente que, al ser recuperada, nos permite vivir en armonía.

El «restablecer el reino en la tierra» puede interpretarse como la restauración de un estado de equilibrio y justicia, donde la humanidad vive en paz consigo misma y su entorno. La frase «ya no habrá más separación entre el cielo y la tierra» puede representar la disolución de las barreras entre lo físico y lo espiritual, lo material y lo inmaterial. Esto denota una unificación del ser humano con el todo, en la que la división artificial impuesta por percepciones limitadas se desvanece.

El amor como «la única ley» implica que las acciones, principios y decisiones deberían estar basadas en la compasión, la empatía y el bien colectivo. Este amor no solo es entre seres humanos, sino hacia todas las formas de vida y hacia la Tierra misma como ente viviente. La idea de «vivir el cielo en la tierra» sugiere alcanzar un estado de felicidad, contento y plenitud aquí y ahora, sin esperar una recompensa en una existencia más allá de la vida terrenal.

Tras asombrarse ante las creaciones físicas de Dios en este plano, la humanidad comenzó a experimentar la dualidad de la conciencia. Surgió la ilusión de que se podía vivir en una dimensión y una realidad separadas de la mente de Dios. Mediante la expiación, Jesús restableció la posibilidad de recuperar la conciencia de nuestra naturaleza original como criaturas divinas.
Creemos que la oración de fe cura a los enfermos, levanta el cuerpo de las transgresiones y los pecados y, en última instancia y definitivamente, vence al último enemigo, la muerte.
Jesús transformó nuestra manera de pensar, mostrándonos la importancia de la fe y la oración. Cuando nuestra mente se aleja de Dios, solemos experimentar dificultades como la escasez y la enfermedad. Jesús, con su ejemplo, nos recuerda que es posible disfrutar de una vida plena y abundante en cada momento presente. La conciencia sensorial puede volver a ser levantada a su estado natural y así poder entender y aprovechar las leches universales que operan en el universo y a través de nosotros.
Cuando el ser humano eleva su conciencia, su ser en su totalidad se eleva con él, trascendiendo los límites físicos y adentrándose en un estado de armonía y plenitud. En este proceso de elevación, se revela el potencial transformador que habita en nuestro cuerpo, permitiéndonos mantenerlo en un estado de salud perpetua, siendo este el camino hacia la inmortalidad. De esta forma, al alinear nuestra mente, cuerpo y espíritu, somos capaces de acceder a la existencia eterna, descubriendo así que la clave reside en elevar nuestra conciencia, siendo éste el sendero único y sublime hacia la vida infinita.
Es posible que una sola existencia terrenal no sea suficiente para realizar la extensa labor que se nos ha encomendado. Sin embargo, el ciclo perpetuo de la reencarnación nos concede múltiples vidas bajo la misma esencia espiritual y el alma inmutable. Con cada nuevo nacimiento nos brinda la oportunidad de aprovechar la gracia divina inherente a nuestro ser, dedicándonos con renovado esfuerzo al noble propósito de elevar la conciencia colectiva de nuestra especie.

En resumen, Unity ofrece una visión práctica y centrada en la experiencia personal del cristianismo, que promueve la paz interior, la sanación y la conexión con la presencia divina en cada momento de la vida. Esta alternativa vigente continúa inspirando a aquellos que buscan una espiritualidad práctica y orientada hacia la unidad y la conexión con lo divino en todo momento.