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Sexualidad y Conciencia

Los eventos que ocurren en nuestras vidas son una cosa, las experiencias de esos eventos son otra. Cada uno de nosotros decide que experiencia dejar de cada evento, y como seguir viviendo después de cada una de esas experiencias. Al parecer este fenómeno depende del trabajo que haga el cerebro izquierdo de cada uno, quien a su vez responde a la intención del corazón, y esta al estado de conciencia del individuo.

El sexo es uno de los eventos que más modula nuestras experiencias. En ello influye el deseo, la frustración, la manipulación, la gratificación, el rendimiento del cuerpo físicamente, la moralidad, los valores sociales, etc.  Se supone que las relaciones sexuales deberían contener la inocencia de la creación, el amor en acción e intercambio. Pero el humano comió del árbol del bien y del mal, del árbol de la sabiduría, y degrado´ las relaciones sexuales al grado más bajo de la escala de valores: la culpa, y con la culpa aparecieron los trastornos y traumas sexuales.

El sexo es parte de la creación, la moralidad es parte de nuestro invento. El sexo deja experiencias y memorias a todo nivel. Quedamos con experiencias a nivel del cuerpo, a nivel de la mente, a nivel de la conciencia, y a nivel de la supra conciencia. 

Si la experiencia solo ocurre a nivel físico, experimentamos el sexo como intercambio de géneros, operamos en estado de separación, motivados por deseos o frustraciones, incluso por resentimientos. Quedarnos a este nivel de experiencia solamente limita toda la experiencia que el sexo puede traer. A este nivel opera la culpa, la apatía, los miedos, deseo desmesurado por la sexualidad, satisfacción basada en estigmas sociales como la figura ideal del super hombre o la super mujer con las super apariencias físicas.

Las experiencias a este nivel básico son percibidas por los sentidos de forma fácil. En un mundo de colores y de emociones, las experiencias del sexo a nivel físico llaman fácilmente la atención a los escritores de novelas y productores de películas. Entre novelas y películas se ha ido moldeando nuestra experiencia corporal en el sexo. Cuando no podemos conquistar en el plano físico al hombre o la mujer ideal, nos queda una experiencia dolorosa  que va a limitar nuestra experiencia con el sexo en los otros niveles de existencia del ser.  Muchos seres viven en estado de renunciación impuesta porque no se creen ser suficientemente atractivos para merecer la pareja físicamente ideal según los estándares de la sociedad.

Mientras otros eligen la renuncia, otros deciden despertar el apetito sexual y repetir sin cansarse las experiencias corporales del sexo. En algunos se vuelve el sexo una compulsión. Queremos probar nuestra capacidad para gustar y atraer a las personas que nos gustan. Las parejas no duran porque el deseo del cuerpo es saciado rápidamente. 

Las experiencias a este nivel básico, reptiliano animal, no nos traen quietud, felicidad o paz. Jamás sentimos que hemos llegado, siempre estamos en la búsqueda, la búsqueda de lo mismo, de lo repetido, pero con diferentes rostros.

Es difícil llevarse una experiencia satisfactoria a nivel del cuerpo si la sexualidad es observada y juzgada desde la moralidad religiosa. Pretender vivir la sexualidad desde la perspectiva de un Dios que nos hemos inventado, nos deja en un estado de culpa y de frustración que es muy difícil reconciliar.

No quiero  decir que este nivel de experiencia corporal del sexo es malo, no pretendo seguir el curso de moralidad de la sociedad culpando estas experiencias y llamándoles carnales. En primer lugar, porque, aunque parezca que todo ocurre a nivel de la carne, el alma está envuelta, y en el interior comienza a nacer un deseo más profundo, de vivir una experiencia transpersonal. 

Es posible vivir experiencias sexuales satisfactorias a nivel corporal si las completamos bajo emociones de amor y de compartir amor. De esta forma trasladamos nuestra atención de los órganos sexuales, al corazón y la mente. Debemos de buscar la forma de eliminar las experiencias de baja energía que nos dejan a nivel del cuerpo las relaciones sexuales. El primer paso será extraer de la moralidad tradicional las conjeturas del sexo. Hay que tratar de vivir la experiencia alejado de imágenes preconcebidas y vivir ese ahora observando las sensaciones que surgen en el instante. No debemos tener sexo buscando complacer una imagen porque la experiencia será desfavorable. Tampoco debemos seguir manuales escritos, cada uno debe explorar en ese ahora su experiencia única. No hay estilos para hacer el sexo, eso debe ser una revelación del instante. El sexo no es algo de hacer, es más bien algo de ser con alguien. 

Esa actitud mental, abre la mente y la conciencia a experiencias más profundas a través del sexo, y comenzamos a vivir experiencias más allá del cuerpo, comienza a nacer un deseo de compartir con el otro ser y de establecer una relación.

Mientras el cuerpo está buscando experimentar sexo, el alma está buscando experiencias de otras energías. Las experiencias del alma son más duraderas y tarde o temprano van a terminar por ser las experiencias que buscamos en las relaciones. Es posible vivir la sexualidad desde una energía más duradera y con resultados más positivos. Cada uno de nosotros somos la fuente de la propia sexualidad, depende de la experiencia que queramos vivir. También el sexo es una decisión individual.

Gracias por seguirnos. Este es tu ministerio de espiritualidad practica Unity Visión en Ciencia y Fe. Dios te bendice en Amor y en Gracia.

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