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Pinocho: sincrodestino y conciencia

Después de muchos años, he vuelto a disfrutar la película original de Disney: Pinocho. Es increíble como después de 80 años, esa obra maestra conserva tantos mensajes descubiertos y no descubiertos de la mentalidad futurista y espiritual del autor. Ojalá que todos los padres que escuchen este mensaje, alguna vez inviten a sus hijos a ver esta película. A cambio recibirán conocimiento sobre la integridad en lo que se dice y se hace, la necesidad de vivir una vida consciente y la sincronicidad del universo.

Mi nombre es Gustavo Alberto, soy ministro de Unity dándote la bienvenida a este tu ministerio en línea: Unity Visión Ciencia y Fe, construyendo un puente entre la ciencia y la espiritualidad. Hoy estaremos conversando sobre conciencia y sincronicidad en este momento que hemos titulado: Pinocho: sincrodestino y conciencia. 

La canción La Estrella Azul abre la película haciendo honor a una de las fortalezas  y poderes del humano: la visualización. También nos dice que pidamos de corazón y que la estrella azul, la hacedora de milagros, nos sabrá escuchar. Ya desde esta introducción estamos recordando la integridad del ser humano al universo donde ha sido creado, la conexión entre la intención del corazón y la manifestación de la realidad. Por eso decía el maestro que lo que pidáis al Padre en su nombre lo vas a recibir, es decir, lo que pidas en nombre del corazón, del  cristo, lo vamos a recibir porque en la luz ya ha sido dado.

Pinocho fue primero una idea en la mente universal, esa idea fue captada por el viejo reparador de relojes, y así surgió el primer títere de madera que fue llamado Pinocho. Pero la idea no era dejar a Pinocho sin vida, ese deseo seguía vivo en el padre del muñeco y con mucha fe y en silencio le pedía a la estrella azul que Pinocho se convirtiera en un niño normal.

Pinocho es la caricatura de un milagro. Nos deja expuesto las condiciones para que surjan los milagros: la percepción correcta. El viejo sonador vivía en la fe absoluta que la estrella azul le concedería un hijo a partir de aquel pedazo de madero. Esta fe sostenida y alineada con la sincronicidad del deseo y del universo hizo posible el milagro. El papa de pinocho vivía en un mundo de amor, vibrando a la misma frecuencia de la creación, rodeado de animales que recibían y le devolvían el amor. La sincronicidad de esta forma de vivir del relojero fue representada por la gran cantidad de relojes y de pájaros que sonaban y cantaban a la misma vez.

Estamos hablando hoy de sincronicidad que es lo mismo que vivir en el fluir de la vida como diría el maestro de Unity, Erick Butterworth. El término sincronicidad creo que fue traído como sello por Carl Young, el famoso psicólogo del pasado siglo. Sincronicidad es la manifestación de un universo como espejo, lo que pensamos, sentimos y vibramos, el universo no los trae como realidad o mensaje de múltiples formas. Eugene Pascal, una prominente seguidora de las enseñanzas de Young, nos cuenta que en una ocasión tenía una paciente sumergida en el dolor por haber abortado lo que pudo ser su cuarto hijo. Eso lo hizo por complacer a su esposo que pensaba que no había suficientes recursos para otro más en la familia. Nos cuenta Eugene, que la paciente oraba por el alma de ese niño, y que justo en el momento que estaban hablando sobre el dolor de la perdida, un ave golpeó fuertemente el cristal de la ventana y cayó sin vida al suelo.  La paciente se puso muy nerviosa porque decía que la misma experiencia la había tenido en la consulta de otra psicoterapéutica que ya había visitado por la misma situación. 

Cuando no estamos atentos a las señales del universo, es posible que estos detalles lo tomemos como casualidades. El papa de Pinocho estaba atento a esos detalles. Una noche, al acostarse, se dio cuenta  de que la ventana había quedado cerrada, su gato ayudante fue la abrió, y esa fue la noche del milagro, la estrella azul vino y le dio animación a Pinocho.

Cuando la estrella azul le dio vida a Pinocho, le dijo hablaras, podrás actuar y deberás tener conciencia. Esta es la parte más importante de la película, y es la parte más importante en la vida de todos. Con la vida se nos da conciencia, conciencia para discernir. La estrella azul sabía que Pinocho comenzaría a vivir en un mundo dual, a veces pareciera separado de la creación, y es necesario ejercer la sabiduría para elegir nuestras mejores decisiones.

Es fascinante la conversación de Pinocho cuando está conociendo a su conciencia. La conciencia le dice que siempre lo va a seguir, que solamente tiene que llamarla con un silbido. Le dice también que va a tener tentaciones, que va a estar en situación atractiva, pero que deberá rechazarla porque terminan en dolor. Dicho y hecho. La primera salida de Pinocho a la escuela es a la vez el encuentro con las primeras tentaciones. Unos falsos amigos le prometen a Pinocho llevarlo a la fama, que eso era más importante que el conocimiento que podía adquirir en la escuela. 

La conciencia trata de hablarle a Pinocho, pero este está tan atraído por la idea de la fama que prefiere no hacerle caso a su conciencia. Es fascinante ver el amor y la lealtad de nuestra conciencia. Aunque Pinocho seguía por otro camino, la conciencia lo seguía con mucha compasión. Fueron más de una las tentaciones que atraparon a Pinocho, toco fondo en el miedo, y allí siempre estuvo la conciencia para rescatarlo.

Hay una frase épica de la conciencia: “Para qué quiere un actor conciencia”. Y eso me hizo a pensar que todos somos actores, que todos estamos tratando de vivir una vida de acuerdo con las demandas de la sociedad. Cada uno de nosotros es una conciencia individualizada tratando de adaptarse a un mundo de formas. 

Pudo al final más la conciencia que las distracciones, y la conciencia trajo a Pinocho de regreso a casa del padre. Ese cambio se da en un segundo. Atender al llamado interior es una de las experiencias más trascendente que podemos tener. Cada uno puede tener esa experiencia mística de comunión con el Yo Soy, o a lo que Young le llamaba experiencia numinosa, que no es más que dejar expresar a través de uno la consciencia divina en el interior de nuestra psiquis. Cuando permitimos que la divinidad interior se exprese, siempre lo hace a través de nuestra realidad. El mundo es abundante para los que tienen una mente abundante. El mundo es amoroso para los que hacen del amor el corazón de su vida. El mundo es un remanso de paz, para los que siempre ven el orden y la armonía detrás del aparente caos.

Estemos todo el tiempo atento a lo que la conciencia trata de decirnos. Dejemos que sea la conciencia quien le dé vida a este cuerpo de madera, que siempre tengamos la ciencia de saber elegir nuestra mejor opción. Dios te bendice en amor y en Gracia.

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