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No nacimos desnudos

Quiero con esta conversación honrar a uno de mis escritores favoritos, el medico Bruce Lipton. Leyendo su libro La Biología de las Creencias recibí inspiración para compartir con ustedes algunas ideas en este momento de Ciencia y Fe que hemos titulado: “No Nacimos Desnudos”. Esta es tu comunidad virtual Unity Visión en Ciencia y Fe donde juntos creamos un puente entre la espiritualidad y la ciencia. 

Los padres importan no solo en los atributos físicos sino mentales de los hijos, esto ha sido recalcado por varios autores y psicólogos como por ejemplo Thomas Verny en su libro de los anos 80 “La vida secreta del niño antes de nacer”. Es un error pensar que el cerebro empieza a funcionar solo con el nacimiento. Los fetos tienen memoria, los fetos sienten, tienen memoria implícita, pero esos recuerdos se van al subconsciente hasta la edad de los 3 años en que comenzamos a registrar y recordar nuevas experiencias. La etapa prenatal de los niños es importante en su desarrollo futuro en todos los aspectos.

Durante la vida prenatal, estamos ya vistiendo los genes de los hijos. No solamente la madre, sino el padre y todos los que rodean a la madre. Si nos hacemos consciente de esto, entonces podemos hacerle más fácil el trabajo de limpieza de nuestros futuros hijos. Admiro a los países que le ponen tanto énfasis a la atención prenatal. Algunos médicos bajan la cabeza y se enfocan en el útero. La programación y modelación del material genético se está haciendo con todo el entorno que rodea a la madre. A esto debe estar atento el médico. Es importante observar cuando amor tiene esa madre para si misma y cuanto amor tiene en su sistema de soporte formado por familiares, amigos y sociedad.

Creemos que al nacer es la piel la única vestimenta de los niños. Error. No nacimos desnudos. Ya en ese nacimiento los genes traen envolturas de generaciones pasadas y de los pasados meses dentro del útero.

Todos debemos estar preparados para ser padres, todos somos ingenieros de nuevos seres. La vida es mas compleja que la suma de los 23 cromosomas de la madre y los 23 del padre. Todos estamos participando como conciencia en esa ingeniería. 

A veces observo las posiciones egoístas de tantos en las redes sociales y me da dolor, no solamente por el nivel de CO2 que están añadiendo al medio ambiente con sus creencias de separación, sino también porque ese ambiente esta tallando el futuro de todos los seres que están en formación en este momento. Claro, yo sé que muchos no lo saben y muchos de ellos aun sabiéndolo no le importaría.

A veces no creo que sea tanta fortuna estar en la cima de la cadena alimenticia y haber desarrollado una consciencia sobre el cuerpo y las cosas; al parecer seria mejor que muchos siguieran actuando por determinismo genético y por intuición animal. La cobertura genética de muchos nos esta llevando a todos como sociedad a experiencias de dolor y de involución.

De nuevo, cuando observo esos rasgos de la raza, volteo la vista a ver como mis dos perros se ayudan a la hora de dormir. No es necesario un gran cerebro, necesitamos mejores vestidos para los genes, necesitamos mejores estilistas para vestir nuestro material genético, solo eso nos lleva a una intuición pura y muy cerca del acto reflejo del amor puro.

 Ya que no son tantos los adultos que están dispuestos o conscientes de la necesidad de revestir sus genes, por lo menos pongamos el esfuerzo en los niños.  Hay que mantener el egoísmo y la miseria fuera del alcance de las creencias de los niños. Los padres deben aprender a creer que se puede, por lo menos hacerlo por sus hijos. No necesitan los padres enseñar a sus hijos con conceptos, en las etapas más críticas, los niños aprenden por observación de sus cuidadores.

Antes de los 6 anos de edad no hay filtros mentales, no hay competencia de creencias, todo lo que entra al subconsciente se convierte en un vestido modulador del material genético, y desde allí va a controlar el resto de nuestras vidas, al menos que haya un segundo nacimiento, el nacimiento del que nos habló Jesús.  

Este es uno de mis pasajes más queridos de la biblia. Nicodemo, el maestro de los judíos se le aparece a Jesús de noche, al parecer para no ser criticado por los otros sacerdotes. Jesús le dice “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. Nicodemo no entendía lo que el maestro le decía y con honestidad mostró su incredulidad preguntándole ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Jesús entonces le dijo que el estaba hablando de nacimiento del espíritu, no de la carne. 

Cuando nacemos traemos una idea encarnada y millones de ideas envolviendo la idea original para modular su manifestación. Esas ideas vienen de los ancestros. El ADN del recién nacido ya viene vestido con velos finos de conciencia. No nacemos desnudos (insisto). Ojalá que con los meses y los años, los vestidos que coloquemos en esos genes sigan siendo lo suficientemente livianos como para permitir que expresen su divinidad.

Se responsable de tu material genético cuidado tus creencias. Recuerda compartir este momento de ciencia y fe con tus amigos. Gracias por seguirnos en las redes sociales y gracias a los dadores generosos que han puesto su fe en el crecimiento de este tu ministerio.

Bendiciones en Amor y Gracia.

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