Mi mejor tiempo es ahora. Tu mejor tiempo es ahora. Nada está faltando a la totalidad y perfección que somos en la mente Dios. Ya todo se nos ha concedido. Que podamos o no manifestar toda la plenitud que portamos como seres espirituales, depende de nuestra conciencia en el ahora. “ Dios es el eterno ahora”, así nos decía Joseph Murphy quién es uno de los pioneros del nuevo pensamiento en los Estados Unidos.
Cuándo hablamos de el ahora, es un libro obligado el de Eckhart Tolle : “ El poder de la hora”. Aún después de leer el libro varias veces, puedo tener confusión sobre el ahora, el presente y el tiempo. La pura conciencia no conoce el tiempo. Ahora y presente no es lo mismo.
La mente y el cuerpo están separadas. Cuando le quitamos la atención a la mente y la colocamos en un estímulo sensorial, estamos trayendo nuestra atención al presente. Porque la mente es la principal causa de dolor, practicar traer la atención al instante presente puede aminorar cualquier dolor. Podemos sentir, por ejemplo, como el aire que entra y sale de las fosas nasales entra en contacto con la mucosa y la piel de la nariz, o también sentir la presión que intencionalmente provocamos en alguna parte de la mano. En este ejercicio solamente se trata de sentir. Durante ese tiempo la mente se calma y podemos vivir los instantes que provocan esos estímulos.
Nuestra mente busca cualquier oportunidad para distraernos. Uno de los recursos que usa son nuestros sentidos y reflejos condicionados. El ego sabe lo que nos gusta, y procura recordárnoslo todo el tiempo.
A veces necesitamos desconectarnos del entorno para dar riendas a nuestra creatividad. Todos somos seres creativos, todos construimos, todos moldeamos nuestro futuro a través de nuestras ideas y nuestras acciones de hoy. Nuestra observación de la sustancia hace que esta colapse de una o de otra forma.
Cuando traemos nuestra atención al instante presente, podemos hacerlo en el mundo tridimensional, también en la cuarta y la quinta dimensión de conciencia. En esas dimensiones reclamamos perfección y la traemos a manifestación.
Leer un libro, ver una película que captura en nuestra atención, son formas también de estar en el presente aunque tengamos apagados muchos receptores a los estímulos del medio que nos rodea. Mientras el atleta está corriendo su maratón, está presente, poniendo su concentración y atención en la energía muscular de cada paso.
Creo que los maestros cuando hablan del poder de la hora, se refieren al momento en que estamos en control de nuestra voluntad. Así estamos con responsabilidad de controlar las emociones, ideas y acciones. Estar en el ahora es más que estar haciendo algo en el presente. Estar en el ahora es estar consciente de nuestro entorno, de nuestras emociones, de nuestros pensamientos, de nuestro silencio, de nuestras acciones, y de la conexión que podemos estar estableciendo con otras dimensiones.
Estar en el ahora es un paradigma. Cada uno lo puede interpretar de forma diferente. Hay dos cerebros participando en ese proceso. Nuestro cerebro izquierdo nos mantiene consciente de lo que está sucediendo con nosotros en esta dimensión, mientras el cerebro derecho, también en el ahora, nos puede facilitar la conexión con nuestro ser más elevado.
Vivir en el presente significa vivir una vida consciente.
El maestro Jesús en el sermón de la montaña nos decía que no nos preocupemos por lo que ha de suceder mañana porque el día de mañana traerá su propio afán. Nuestra mente sólo nos tiene a nosotros para traerla al ahora cuando divaga en sus recuerdos o en sus temores. Gran parte de nuestra vida la vivimos en piloto automático. Reaccionamos siguiendo el instinto del animal que hay en nuestro subconsciente, queriendo también a veces responder basado en el código de experiencias que ha encontrado lugar en algún espacio de nuestra mente. Vivir el presente se trata precisamente de tomar control. Cada palabra que se dice es elegida conscientemente cuando se está viviendo en el ahora.