Por Dr. Gustavo Tejas, MLU, EP
Allá donde el agua es tormenta y el aire torbellino
Cada día en contingencia llego a la punta Del Río
No tambaleo ni dudo erecto en la fe me sostengo
Abro mis brazos y suelto todo lo que no retengo
Adiós digo a mis rencores y despedida a mis duelos
Ni el odio ni la furia me sirven
Sólo la calma me ancla
Despojado de soberbia hundo en el agua mi orgullo
No temo estoy seguro, la mansedumbre es mi vara
Fuertes golpean los vientos
Dinámicas aguas se mueven
Más censos de mí se desprenden
Más firme en el suelo me siento
No más juicio ni más jurado inventado
Tiro a los ciego mi ceso
Hasta luego juez interno
Disuelvo en el agua mi ego y cristaliza mi alma
Puro y radiante regreso más liviano, más contento
Ágil y parco mi cuerpo desprendido de recuerdo
Camino confiado en el filo roca segura me guarda
Muevo agitando mis brazos
Vida a mi paso levanto
Mi mente en Cristo renuevo
Mi corazón se levanta
Nada me asusta nada me espanta
Norte seguro me aguarda
Cálido puerto me espera
Mente divina me alza
El universo entero me ama